La palabra, que se aplica en el liderazgo y el coaching, visión proviene del latín visio que significa ver o acción de ver. Preliminarmente, entonces, podemos decir que la visión es un acto de ver, una acción llevada a cabo por la persona humana, en la que ve algo. Este ver debe diferenciarse del simple mirar. La acción de mirar es, en principio, superficial, mientras que el acto de ver alcanza una profundidad que escapa a la mera mirada. Así, entonces, la visión es un acto de ver en profundidad. Pero, ¿qué es lo que se ve a través de la visión? Se ve un concepto abstracto idealizado que se encuentra dentro de nuestro intelecto.

Este concepto abstracto puede ser complejo, pues puede contener varias partes o estar integrado por diversos factores o ideas parciales. El mismo se encuentra íntimamente relacionado con los valores que poseemos. Es de allí, es decir, del carácter de valor que tiene la visión, de donde proviene su carácter de ser querido y anhelado por las personas. De su carácter de valor proviene su influencia atractiva hacia nosotros. Si no lo consideraríamos valiosa, la visión nos sería indiferente y no produciría en nosotros el carácter de imán atractivo y entisiasmativo que tiene. Resumiendo, entonces, podemos decir que la visión consiste en un acto de ver en profundidad un concepto o idea mental abstracta en la cual se manifiesta algo querido o anhelado por nosotros. El hecho de que sea querido por nosotros se fundamenta, repetimos, en la influencia de los valores de la persona en la visión misma.

La visión, por lo tanto, no es un objeto. Algunos consultores entienden a la visión de esta manera, lamentablemente. La visión es un simple acto de ver. Lo que se ve durante el acto de ver es un concepto o idea mental que posee un carácter ideal para nosotros. Este ideal nos atrae y nos entusiasma. Esta atracción y entusiasmo es lo que pone en mecanismo en el ser humano las fuerzas para realizar las acciones que transformen a ese ideal, una simple concepción mental, en un resultado o logro concreto en el mundo. Así, entonces, la finalidad de la visión implica ejercitar un acto de visión donde vemos un estado ideal futuro deseado. Ese acto de ver nos brinda la energía para que realicemos la tarea que transforme el ideal en algo concreto. La visión, cuando es grupal, se transforma en una idea compartida entre el grupo de personas.

Tomado del libro «La esencia del liderazgo» del filósofo Hugo Landolfi.